Las doradas
jaleaban
cuando los congrios dormían
los boquerones cantaban
si el atún ya se volvía
y las medusas flautaban
si las tormentas cedían.
Allá mientras tanto luces enviando
rayos taladraban hasta el fondo fango
donde algas batían su nervio entrepardo
nácares rozados corales besando.
Alguien buceaba su pelo enredando
Y en tanto ocurría el ir contemplando:
Palometas ? plata fina
jureles ? juego de engaño
agujas ? lanzas de Ondina
serranillos? sierra y canto...
Todos, plenos de alegría
algunos pegando saltos
y si el peligro cedía
libre en musgos descansando...
¡A pesar de lo diverso por distintos escenarios
todo cuanto trajo encanto
que
se anda en olas flotando vino a la vida entre llantos.
Y es que a este Mar de conciencia
donde andamos navegando
con
pasión vamos sembrando:
paciencia en amor, anzuelos, flor de espinas,
suave canto, en pesca
otra vez paciencia
y cuando aspiras poesía, la impresión de andar pescando
(aunque a veces sea llorando...)
Francisco
Abadia Fenoll
|