PESQUERAS INOLVIDABLES
Amanecía
cuando empezamos a pescar el atún a la ronsa.
....Corrían aún aquellos
dichosos años (estábamos al comienzo de la primavera del
94), en los que encontrábamos al atún puntualmente en
aguas muy próximas de nuestro litoral. Año tras año
los localizábamos a tan solo 3 o 4 millas de la costa.
Aún no se había producido la
migración del atún atlántico hacia aguas mediterráneas
y ya los teníamos nosotros bien cerca de la costa. Seguramente
se trataba de atunes autóctonos de nuestro mar que invernan en
aguas profundas del mismo. Bien es verdad que aún no había
aparecido en nuestro litoral esa pesadilla que ha sido, para el pescador
deportivo, la flota de atuneros de cerco con sus capturas millonarias
de kilos de atunes.
Estábamos
a 9 o 10 millas del puerto y a 3 o 4 de la costa de Guardamar.
Fue entonces cuando los vimos. Jesús Rodríguez y su hijo
Juan iban en una lancha de caucho que apenas sobresalía del agua
unos 30 cm., muy bien acondicionada para la pesca, pero de una pequeñez
que contrastaba con los barcos que allí estábamos. Los
saludamos por radio. Nos contó que unos días antes, cerca
del cabo Cervera, había perdido un enorme atún y que estaba
loco por conseguir su primera pieza.

.....Al
poco de llegar a la zona elegida, la alarma de pescado de nuestra
sonda anunció que teníamos un atún bajo el barco
en 20 metros de agua. Emoción a bordo... Pero esta vez
no logramos hacerlo subir ni tuvimos contacto visual con él.
Jesús
nos comunicó por radio que tenía los atunes debajo, por
lo que tras una hora de brumear sin resultado, nos fuimos cerca de él
y allí fuimos testigos de su proeza. Llevaba, según nos
comentó, un aparejo formado por una línea de nylon de
600 metros de largo por 4 mm. de grosor, adujada en un capazo. Unido
a ella con un sólido quitavueltas tenía un monofilamento
de 1,60 mm. de diámetro en el que había empatillado un
robusto anzuelo recurvado. El cebo era una caballa, a la que el atún,
que daba una y otra pasada por debajo de la lancha, no prestaba la menor
atención, por lo que la sustituyó por una alacha bien
fresca.
....Entonces sucedió...
::::El atún tomó la alacha;
la pequeña botella de plástico que usaba como flotador
se hundió y el bicho al notar resistencia emprendió una
veloz carrera que hizo desaparecer en unos pocos segundos 300 o 400
metros de línea. Esta silbaba al rozar la borda de la lancha
de goma a riesgo de cortarla, por lo que Jesús, al comprobar
además la poca línea que le queda, la cogió para
que no toquara la borda y frenándola firmemente con las manos.
El brusco ataque del atún y la emoción intensa del momento
le hicieron olvidar los guantes preparados para esta ocasión.Poco
a poco pudo cobrar línea tirando con fuerza. De pronto creyó
que el atún se había escapado, ya que el cabo perió
tensión. Lo vimos palidecer de angustia. Recogió rápidamente
mas de 50 o 60 metros de línea antes de comprobar que está
aún allí y que tiraba de nuevo como un toro.
El viento aumentó y la mar iba
a mas, haciendo dar bandazos a la frágil embarcación,
que al principio lentamente y luego con mas rapidez es arrastrada por
el poderoso atún al sujetar Jesús la línea con
decisión con objeto de cansarlo y acortar la faena. Esta duraba
ya dos horas y media, por lo que decidió tratarlo con mas energía,
porque según nos dijo, no iba a estar allí todo el día.
Preguntamos por
radio a su hijo si querían ayuda. Nos lo agradecieron pero querían
enfrentarse ellos solos al atún. El chaval le ayudó
en lo que pudo, moviendo la lancha con el motor, según indicaciones
de su padre. Lo más penoso aún no había llegado.
El atún parecía ya cansado, pero Jesús estába
hecho polvo.Vimos platear al gigantesco animal a unos metros de la superficie.
Jesús había logrado recoger todo el cabo pero aún
quedaban los 30 metros de la línea de 1,6 milímetros.
La pequeña boya había desaparecido en la lucha. A la ansiedad
y temor a perder el pescado, se sumaba el dolor en las manos al incrustarse
la fina línea en sus dedos, ya que el bicho aún daba cortas
escapadas hacia la profundidad. El atún en ese momento, giró
y mostró su costado y vientre... ¡estaba ya vencido! Jesús
con un gran esfuerzo lo trajo junto a la borda.

....Una
vez inmovilizado, cedió la línea a su hijo, cogió
un bichero previamente amarrado a la embarcación y lo enganchó
por su gran boca abierta. !Al fin había realizado su
sueño...! Amarró corto el bichero para mantener
la cabeza del atún fuera del agua, y reventado pero feliz se
dejó caer en el fondo de la lancha.
A gritos le dimos la enhorabuena y nos acercamos
más. Padre e hijo intentaron meterlo a bordo, pero resultaba
imposible dado el peso del atún. Cuando lo izaban por la borda,
ésta se hundía con el peso de los tres, amenazando dar
la voltereta. Por ello amarramos firmemente nuestro barco a la lancha
y mi compañero Rate subió a ella y con su ayuda lo metieron
a bordo.

...Abrazos
y enhorabuenas a los dos felices pescadores. El aspecto que presentaban
desde mi barco era realmente insólito. El atún, que medía
mas de dos metros y pesaba unos 150 kilos, no cabía a lo largo
de la lancha, pues tropezaba con el panel de instrumentos. Atravesado
en la misma, su cola sobresalía casi un metro. Así navegó
Jesús hacia tierra, desembarcándolo en la playa de la
Mata, entre la gran expectación y estupor de decenas de personas.
...Jesús
y su hijo tienen ahora un barco precioso de 8 metros de eslora. Han
combatido otros atunes, pero las vivencias de aquel día, en su
pequeña lancha, con su primer atún, son ya imborrables
e irrepetibles.
Publicado en Trofeo Pesca en agosto de 1.998.
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